01 abril 2009

Asumamos nuestro compromiso


Por Luis José Jorge.

Caminando por una de las calles de mi querido municipio (calle Lelé Alba) un joven interrumpió mis pasos y sin perder ni un solo segundo, me dijo: oiga, ¿qué van a hacer ustedes, para arreglar este país? Al momento en que expresaba: ¡Diablo, esta vaina está dura!, yo no sé qué ustedes van hacer.
Yo, que soy un poco parlanchín, pero que en casos como esos, me gusta escuchar; con gran serenidad y con toda la calma del mundo, le dije: amigo, usted no cree que en realidad lo que debió decir es ¿Qué vamos a hacer…? y no, ¿Qué van ustedes a hacer…?
Pienso, -le dije-, que usted se ha convertido en excluyente de usted mismo, y está evadiendo su responsabilidad como ciudadano de esta país; que tiene las mismas obligaciones y debe tener el mismo sentimiento patriótico y el mismo grado de preocupación por la enorme crisis que confronta nuestra nación. Él, mostrándose reflexivo ante mis palabras, me dijo: Diablo, coño, es verdad.
Este episodio, me dio pie para reflexiones sobre cómo las personas quieren echar el gran compromiso sobre nuestros hombros, de cumplir con nuestras obligaciones ciudadanas y patrióticas, en procura de lograr las transformaciones y los cambios que ameritan los tiempos difíciles que nos arropan. La gente nos ve, como: los que se preocupan, los que luchan y asumen su papel como guías o conductores de esa masa, humilde y hasta inocente, que a falta de conciencia, prefiere ser espectador, que protagonista en la escena presente, de un país que lucha por su desarrollo.
Es por eso, que anhelo, con la humildad, pero con la firmeza que siempre me ha caracterizado; que usted, también reflexione.
Podemos pero no debemos asumir una postura indiferente y quizás, inconscientemente irresponsable (para ser amable), sobre el compromiso solemne que tenemos con nuestro país, con nuestro futuro y el de las posteriores generaciones; de luchar incansablemente para hacer parir los cambios y las transformaciones que amerita nuestro pueblo; para salir del atraso y el sub-desarrollo en que nos han sumido, todos los gobiernos que hemos tenido, después de la supuesta democratización del país, a raíz del ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina.
Debemos unificar esfuerzos, criterios y buscar un punto de entendimiento, donde todos los sectores progresistas y que no han sido embarrados por el oro corruptor y la sangre, junto a esa enorme masa, humilde, empobrecida por la campante corrupción. Y que ha sufrido en carne propia, las injusticias, los atropellos y las atrocidades de este sistema de opresión y explotación; nos pongamos de acuerdo, para construir una muralla indestructible, que pueda hacer realidad el sueño de los padres fundadores de nuestra nacionalidad, de nuestros restauradores y que los héroes y mártires que ofrendaron sus vidas, en procura de lograr igualdad, equidad, oportunidad y justicia social en nuestro pueblo.
Debemos asumir, cada quien nuestro compromiso con la patria, que hoy más que nunca, amerita de nuestro esfuerzo, de nuestra disposición y sobre todo de nuestra unificación como pueblo.
No es ustedes…somos nosotros, todos; los que debemos asumir ese compromiso. La patria se nos muere y es preferible ayudar con la medicina y no tener que guardar luto, por su desaparición.
¡Juntos, podemos lograrlo!

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